viernes, noviembre 30, 2007

BorrajaX vs. "el avieso tapón"


Hoy he visto el tapón que aparece en la foto sobre estas líneas. Está guardado celosamente en una habitación que tiene mi padre para leer y eso (“despacho” lo llama… ¡jé!) y muchos de vosotros diréis ¿y que tiene de especial ese mugroso tape de boli Bic, ahí, muerto del asco?. Pues veréis…

Corría el año 2003 (yo tenía 22 añ-azos, vaya eso por delante) cuando ocurrieron los aciagos hechos que voy a relatar. Lo recuerdo bien, porque esto pasó mientras estaba preparando el Proyecto Fin de Carrera de mi primera diplomatura, la Ingeniería Técnica Informática, en La Almunia. Bueno, algunos sé que pondrían “Carrera”, entre comillas, pero me da igual…

Los que me conozcáis, sabréis que yo soy de esas personas a las que les jode infinito madrugar. De hecho, para mí, "el desayuno” raras veces es un bollo con café con leche… Tiende a ser dos platos y postre, usea: lo que el 90% de los mortales llamáis “la comida”, ya que siempre que tengo ocasión me levanto hacia la 1:30 o 2 de la tarde. Es raro: ando todo el día medio groggie, pero hacia las 9 de la noche me empiezo a espabilar y a la 1 de la madrugada ya estoy fresco cual lechuga. Esto, por cierto, es una putada, porque como te acuestes a las 5 y te tengas que levantar a las 10 para hacer cualquier cosa, vas todo el día jodido y encima, debes aguantar la incomprensión del resto de la gente, la cual no suele comportarse de la misma manera y cuando le dices “Buffff… estoy jodido, porque hoy he madrugado… Me he levantado a las 10” la respuesta, indefectiblemente, es: “¿¿A las 10, so mariconazo?? ¿A eso le llamas tú madrugar? ¡Desde las 7:30 llevo yo en pié!” y entonces tienes que ponerte a explicar que es que te acuestas muy tarde porque trabajas mejor de noche, que para ti levantarte a las 10 es un madrugón equivalente a que una persona “normal” se levante a las 5 y bla, bla, bla…

En fin, que los dos parrafazos anteriores son, básicamente, para decir que lo que voy a contar sucedió mientras estaba programando cosas del Proyecto hacia las 3 de la madrugada… ¡jiji!

Pues eso, que me encontraba yo, de madrugada, pensando en cómo hacer no-se-que del programa que sería mi PFC, con los huevos en una mano y un boli Bic en la otra. Como andaba aburrido, no tuve otra ocurrencia que comenzar a hurgarme en la oreja con él. La parte de atrás del boli estaba muy mordisqueada, lo cual dejaba el taponcito posterior suelto que te cagas… En un primer momento, me apercibí de la tesitura y pensando “¡Huuuuuy! ¡Qué suelto está esto!... Voy a dejar de hurgarme, no sea que se caiga el tapón y luego no me lo pueda sacar” retiré el boli de mis canales auditivos… ¡Qué chico más listo!... Bien… Pues no habían pasado ni 10 segundos cuando riqui-riqui-riqui… ¡Hurgando otra vez !… riqui-riqui-… ¡plup!... “¡¡Huy!!”… pensé yo... Saqué el boli, miré la parte de atrás… el tape… ¡que no estaba! ¡Mierda!. ¡¡Mierda, mierda, y más mierda!! Intenté sacármelo con unas pinzas viejas de depilar que utilizo para quitar jumpers de las placas y para repasarme la entrepierna cuando voy a actuar en El Madrazo (¿qué? Antes de que lo pongáis vosotros, lo pongo yo)… ¡Nada!... Me empecé a hurgar con una varilla metálica, a ver si haciendo palanca… ¡Nada!. Hasta probé a meter otra vez el cuerpo del boli, a ver si se volvía a poner el tape en su sitio… ¡Nada!. Aquello no hacía más que meterse más para adentro y comenzar a doler… ¡Mierda!. “¿Qué hago?... Me da a mi que me voy a tener que ir a Urgencias”… ¡Mal! ¡¡¡Maaaal!! “En fin”, pensé, “¡a llamar a papá, que es el que tiene los papeles del seguro!”… Entré a su cuarto y tic, tic, tic… Le piqué en el hombro. Esperé su contestación de “Gñrrefff… ¿jqué pabssaaaa!?” para decirle “Padre… ¡ tienes un hijo que es gilipollas!”. Supongo que pensaría “¡Joder!… ¡Eso ya lo sé! ¿Pa' eso me despiertas?”… Es caso es que le aclaré “Me he metido un tapón de boli por la oreja”. El hombre se levantó, adormilado, y aún hizo alguna intentona de sacar el dichoso tapón, pero nada: todas infructuosas. De hecho, aquello se estaba metiendo más para adentro y doliendo más y más…

Chungo pastel… “Pues nada… Habrá que ir a Urgencias”. Yo estaba un tanto avergonzado con la situación, porque eso de meterse cosas por orificios faciales (lo del ojete anal ya es otro cantar) no deja de ser cosa de críos de, como mucho, ¿qué? ¿5 años? ¿6?... Y ahí iba a ir yo, con mis casi 23 tacos, a las 3 y pico de la mañana, a pedir que, por favor, me sacasen un tape de boli de la oreja. Sin embargo, yo creía… ¡que coño…! ¡¡yo sabía!!, gracias a las realistas (pensaba yo) series de hospitales que echan en la televisión (véase Hospital Central, Urgencias…) que en un hospital, cualquier día normal, atendían, como mínimo a 20 accidentados en coche, 31 quemados graves, sosegaban a un hombre que llevaba una bomba pegada al culo para volar el hospital porque su operación de fimosis había salido mal, realizaban 14 transplantes a corazón abierto... ¡ y todo con media plantilla ocupada en echar huetes en quirófanos, armarios y otros cubículos oscuros!… Es decir: yo me esperaba que entraría a Urgencias, me sentaría en una sillica y a mi alrededor andarían entrando y saliendo poli-traumatizados, todo sería un caos porque en un ala del hospital se había declarado un brote de Ébola, o Ántrax, o… ¡o Gonorrea!… Y que entonces aparecería George Clooney (o el Vilches, en su defecto) corriendo por el fondo del pasillo; esquivaría tres balazos del marido de una paciente que se le murió (no por fallo de Georgie, obviamente, pero el incomprensivo marido le culparía a él) luego haría un triple salto mortal sobre una camilla que le corta el paso, en la cual se encontraría una pobre niña huerfanita (y ciega, si se tercia) en pleno paro cardíaco y, estando en el aire, cogería un desfibrilador y la reviviría… Y que entonces llegaría a donde estuviese yo y, con voz grave y segura, me preguntaría “¿¿Qué te pasa, chico??” a lo cual, yo respondería quedamente “Ehm… Puéeeeh... quee... ¡que me he metío un tapón de boli bic en la oreja!” y él haría “¡Ras!”... Se abriría la bata cual Clark Kent convirtiéndose en Supermán, cogería unas pinzas del bolsillo de la camisa de su traje verde (modelo “cirujano-guay-que-te-pasas”) me sacaría el tape, y posteriormente se perdería entre la muchedumbre de quemados que estarían llegando porque… pues mismamente porque un dirigible se había incendiado, tras lo cual yo me levantaría sin llamar la atención y me volvería a casa, sin que nadie se fuese a acordar de que un gañán de 22 años, casi ingeniero, había ido a urgencias para que le sacasen el tapón de boli de la oreja.

Bien: Esa visión de Urgencias es total y absolutamente… mentira. ¡¡Mentira puñetera y cochina!! Cuando llegamos allí, no había ni Dios… ¡Nada! Desierto, solitario, ¡kaput!, ¡¡sin una puta jodida alma!! Por no haber, ni siquiera había alguien que atendiese a los que llegaban (que, por otra parte, solo éramos mi padre yo). Sin saber muy bien qué hacer, nos atrevimos a entrar y nos acomodamos en una sala umbría, en la que solamente estaban encendidos la mitad de los fluorescentes (¿¡Pa’ qué más!? ¡Demasiados había!… Para la gente que los iba a necesitar…). Al rato apareció por allí un celador (con ‘c’), que me abrió ficha… “Nombre, edad, que qué me ocurría”… Supongo que en “Observaciones” escribiría algo como “Ver conjuntamente ‘motivo de la visita’ y ‘edad’ = ¡gilipollas profundo!” Total que dijo: “Esperen ahí: enseguida les atenderán” Efectivamente: al poco vino un médico que me volvió a hacer pasar por el trauma de explicarle lo que me ocurría… y yo pensando “Joer, ¡pero si lo pone en la ficha! ¡¡Léasela!!... ¡¡RTFM!!") El caso es que me hizo pasar a una consulta, me tumbó en una camilla, cogió una de esas pinzas de médico (con un poco de relieve) y me quitó el tapón. En el interin aparecieron por allí el celador (con 'c') de la ficha y una pava (enfermera o auxiliar, o algo así) a la que todavía guardo resquemor porque ¡a Dios pongo por testigo que solo vino para fisgar! Bueno, el celador (con 'c') también, pero tenia derecho a vivir (y descojonarse) porque era el que me había abierto la ficha, pero ¿y la otra? ¿Por qué se quedó mirando en el quicio de la puerta durante un rato? ¿A qué fin? ¿Eh? ¿Eh? Seguro que el celador (con 'c') le había dicho: “¡¡No te vas a creer lo que nos ha llegado!! ¡Un pavo de 22 tacos con un tapón de boli en la oreja!” y vino a ver si era verdad. Para ser sincero, me gustaba más el enfoque televisivo de los hospitales que yo tenía en la cabeza: en mi mundo, se hubiesen metido a fornicar en un lavabo y a mí me hubiesen dejado en paz.

Finalmente, hacia las 5 de la mañana y tras haber ido a una farmacia a comprar unas gotas, y haber jurado y perjurado al médico que me sacó el tapón que iría a visitar a un otorrino, volvimos a casa, a dormir un poco y a dar fin a esta infausta aventurilla.

Si es que… mira que soy imbécil ¿eh?. En fin…

Es que como no tenía nada importante que contar (sigo sin trabajo y sin apuntarme al carnet de conducir) me ha parecido que esta historia igual os arrancaba alguna sonrisilla… y si no, tomáoslo como algo didáctico, para que veáis los riesgos que tiene hacer marranadas como quitarse el cerumen con un Bic mordido…

Un saludo, gente.

miércoles, noviembre 14, 2007

Luleå archipielago (Remember)


Pues es que como por tener una cuenta de Hotmail me dan un trozo-cacho de disco duro en algún servidor para colgar fotos y demás marranadas y, aprovechando que hace frío en Zaragoza y que las resacas me ponen en plan aún más melancólico, he aprovechado para subir unas fotos “remember”.

Esto es de cuando vino mi colegui el Xmariachi, en junio del 2006 a hacerme una visitilla allí al Polo. Pillamos un barquito chiquitito y nos fuimos a romancear por el archipiélago Luleåno… Y chico… ¡¡Mira que es majo todo aquello!! La pena fue que el cochino barco que pillamos era más como un autobús acuático, que solo iba cogiendo y dejando gente en los distintos pueblos, pero sin tiempo para bajar y dar una vueltecica… Creo que había alguna modalidad en la que te podías bajar y subir en diferentes islas pero como soy tonto, pues pillé el malo.

Volver a ver fotos como estas, de todo verde (que, como todo el mundo sabe, empieza en los Pirineos) me hace tener más ganas aún de irme a cascala por ahí por Europa. Bueno… y cuando veo fotos de las juergas ¡¡ni te cuento!!: si con estas mariconadas paisajísticas ya me quiero ir, ¡¡imagínate cuando recuerdo los fiestorros!! Lo malo es que para todo eso me gustaría tener en mi poder alguna que otra cosilla:
  1. El SET (Suplemento Europeo al título) que sirve para que en Europa sepan qué carajos has estudiado. Eso ya está pedido hace un mes.

  2. El carnet de conducir, que llevo diciendo que me tengo que apuntar aproximadamente 2 meses y mira… aquí seguimos, de vida contemplativa (contemplando como crece el callo de ciertas partes de mi anatomía de tanto tocármelos… ehm… tocármelas). Lo que pasa, además, es que como sé que estudiar el carnet me va a aburrir, me pongo a hacer cualquier otra cosa con tal de no hacerlo: ahora ando mirándome cosas de la certificación SCJP de Java, que igual me la saco y todo.

  3. Una minúscula experiencia laboral: resulta que fui a una academia en la que dan cursillos del INEM, para ver si me apuntaba a alguno, y allí me pidieron el curriculum y una señora me hizo una “entrevista”; bueno, pues al ver el CV, me dice “- Mmm… veo que el apartado de “experiencia” queda un poco vacío… Este sería el punto flaco de tu currículum…” Y yo pensando… “¡Jo!… ¡y tan “flaco”!… Como que es transparente” Total, que la moza me dice: “- Bueno, a ver… Que no hace falta que sea algo relacionado con la informática. ¿No has trabajado, por ejemplo, de camarero en un bar, para sacarte unas perricas?” y yo “- Que no, que no” La otra erre que erre (creo que un poco incrédula) "- Peroooo… ¿ni dando clases particulares a críos?” “- ¡Que no!” Total que ya me suelta: “- Peroooo… ¿Me quieres decir que con tus 27 añazos (¡así!: “añ-azos”)… no has trabajado nunca en nada?” y yo: “- Pues no” y me dice “- ¡Jodo! ¡¡Pues si que te lo has montado bien!!” “- Pues ya ve”… De todas formas, ese diálogo me hizo ver que un poquito de experiencia nunca viene mal, así que a ver si cojo cualquier cosilla, que no me suponga mucho esfuerzo pero me sirva para que el apartado “Experiencia laboral” no quede tan desangelado… No sé… Que se vea “algo” ahí, aunque sea una caquilla…

¡¡Un saludo a todos!!

jueves, noviembre 01, 2007

Descojones etílicos













Esto va para el Magnetic... Es que ayer era fiesta de guardar, oye...

Version grande que te cagas de las páginas: Página1 Página2