lunes, diciembre 12, 2005

Viaje polar (volumen 1)

Hala pues… Lo prometido es deuda, así que vamos a poner más o menos lo que pasó con la visita de estos mardanos (bueno, una parte). Os váis a cagar… son 6 hojas y solo llego hasta el primer fin de semana en Estocolmo.

Los tuve aquí en el pueblo durante cuatro días, desde el domingo 20 hasta el jueves (bueno, eso no se si son cuatro días o más, pero me da igual). Fui a buscarlos con una resaca del copón, porque por supuesto, la noche anterior fue sábado, y ya se sabe lo que pasa los sábados (que abren el Koren). Pero, como el campeón que soy, llegué a la hora.

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Aquí pues nada, los tenía que no sabían donde ir, porque este pueblo tiene una amplísima oferta cultural y de ocio.
< /ironic mode >

Así que los llevé a:

1) El centro de la ciudad (que solo es una plaza con la iglesia y el ayuntamiento pero que da suficiente como para hacer el canelo como una polilla al lado de la luz)
2) Gamelstaad pa que hicieran el tonto y vieran la iglesia por dentro, el centro de visitantes, que tiene un museillo de la zona. En verano creo que te enseñan una casa por dentro, pero ahora no. Por cierto, que la iglesia nos la explicó muy bien un abuelillo de esos que tienen mucha afición a hablar... pues de esos. Está bien... coges a uno de estos que les chifla el pueblo, y lo metes ahí a explicar. Seguro que lo hace casi de gratis y además de puta madre. Hasta nos tocó el órgano (no pensar mal: éste).
3) El Koren (pero no por la noche, sino a tomar café) y la uni (varias veces... por la mañana, por la tarde, por la noche...), y por ende, a la Tekniken Huset esa (pa hacer de maquinistas y poco más).
4) La puerta de la Cleo (solo a la puerta porque, obviamente, por ser entre semana estaba cerrada). Por cierto, que por primera vez descubrí que tiene calefacción en el techo (donde se forma la cola los fines de semana).
5) El Bishop’s arms, que es la única cosa que puede recordar a una cervecería decente.
6) El Roasters café, a disfrutar de los capuchinos dobles al módico precio de 4 euracos y los chocachinos que se metía el Sisa
7) Los metí a la sauna y sudaron cual gorrins.


Lo más destacable, las comidas que nos metíamos (no es que por falta de cosas que hacer nos dedicásemos a actividades homosexuales, sino que nos zascamos unas platadas de todo que déjatelas ir). ¡Ah, y lo que le gustó al Abuelo!.

Y nada, el jueves volamos a Estocolmo. Estuvimos alojados en un barco, el Rijerford hostel, que bueno… no está mal, lo malo es que las habitaciones de dos personas son, efectivamente, de dos personas, no de tres. Yo había llamado para reservar, expliqué la situación y me dijeron que ningún problema en meternos a tres en una habitación de dos…pero un poco de problema ya había ya, porque son camarotes y, por ende, relativamente pequeños. Además, el viernes vino Raúl, y dejó la maleta en el cuarto y bueno… ya era una fiesta aquello… parecía un submarino, o la estación espacial, que está llena de cosas y hay que sincronizar los movimientos en plan… para salir de la habitación el sujeto “alfa” tiene que ponerse en el sector Z4, abrir la puerta, pasar al sector B3 y dejar entrar al sujeto “beta”… pero en fin, bien. Eso si, dejamos una peste que no era ni medio normal. En cuanto abríamos la puerta, el pasillo se empezaba a inundar de un hedor bastante extraño. El caso es que ni siquiera era a calcetines… era una cosa rara que se pegaba incluso al pelo y que no se iba ni frotando mucho con jabón. Por cierto, que al hostel que yo quería haber ido es otro que también está en un barco pero que es el Chapman. Cuando se fue el Sisa, el martes, pensamos en cambiarnos ahí, y la verdad es que la recepción (que está en un edificio anexo) parecía de un hotel de lujo, pero al final nada, porque no había habitaciones dobles. Eso si, decir que Estocolmo está lleno de hostales y hoteles en barcos, así que la oferta es amplia.

Bueno, el jueves por la mañana, nada, dando vueltas por la parte más turística, Gamla Stan, le llaman. Por la tarde, después de haber dormido tres horas (a las 2 de la noche del día que íbamos a coger el avión estábamos preparando bocatas, y teníamos el avión hacia las 11 de la mañana), nos fuimos ¿a dormir?... ¡¡No!! A hacer un tour turístico cervecero, que como el avezado lector habrá deducido, es pillarse un toñón a base de ir de un bar a otro pillando una birra en cada uno. El primer bar, una taberna estilo inglés de la que nos fuimos pronto porque teníamos uno de esos putos inyectores de aire que están por todas partes (como los enanitos verdes esos que me hablan) echándonos aire al cogote. A continuación fuimos a lo que parecía un tranquilo bar de estilo medieval, con sus mesitas, sus familias respetables cenando… Nada, nos sentamos ahí, una cerveza servida en un vaso de barro… en fin, medieval total… En estas que aparece un pavo con unos tatuajes por los brazos de la ostia, le dice algo a la camarera (que, por cierto, también iba vestida de medieval) y se va. Nosotros pensamos “coño… este tío no pega ni con cola aquí”, pero no le dimos más importancia… como son tan liberales estos suecos… Pero en esto que se va el Abuelo a mear y al volver dice “Oye, que al mear he oído música disco que salía de no se dónde” y digo “¡¡Anda!! ¡Pues a ver!...” así que fui yo a hacer lo propio y me descubrí meando al son de Rammstein (así que casi me meo encima, todito todo). Les avisé a estos y resulta que el bar tan respetable y tan medieval tenía una sala aparte en la que ponían música así. Estaba lleno de gente un poco rarita, como un pavo que recordaba al Suharma, Chucarma o como sea el cantante de Elefantes, pavas con corpiños de cuero negro apretados hasta más no poder (y por supuesto, sin sujetador, que es como se llevan esas cosas), un tío vestido de sargent Pepper… y tres turistas españoles (dos señores que tenían una pluma que lo flipas y una señorita que debía andar de visita… o algo). Así que en esa salita nos echamos otra y al salir le preguntamos a una sueca bien dispuesta que por dónde había sitios para salir, con música más o menos como la que había en ese antro y nos dijo que hombre, que eso era un “fetish club” (¡tómalo!) pero que vamos, que bares con esa música podíamos encontrar al sur, cerca de allí. Así que enfilamos p’allá y tras preguntar un poco, nos recomendaron uno que se llamaba Kvarnan. Estaba bien. Tenía tres pisos. Estuvimos en el de arriba, que era una especie de restaurante normal y estuvimos churrupando una Hoergarden ¡a gusto! Luego fuimos a las otras dos partes, que eran en plan discoteca. La parte de abajo estaba vacía (era jueves, recuerdo), y nos quedamos en la de en medio, que además, tenía unos váteres muy bien situados, porque tanta cerveza, diurética ella, estaba haciendo estragos. En el vater conocimos a un sueco en el que yo vi que había filón (táctica Amblast: Si un viejo o borracho similar te da palique, habla con él, porque seguramente te sacará algo de beber… igual luego te intenta sacar la cola para que se la chupes, pero a eso le dices que no y sales cagando leches, pero eso sí: con un cubata de gratis en el estómago). Efectivamente, el sueco se sacó unos chupitos de un brebaje extraño pero que oye… llevaba alcohol… ¡suficiente!.

Allí en los váteres conocimos también a unos españoles (y una española, pero esa estaba fuera del cagadero) que estaban de Erasmus en Noruega y que habían ido a Estocolmo de turistas (concretamente, al día siguiente iban a coger el barco del amor a Tallin, para beber como cerdos) y nos apegamos a ellos. Estaban encantados de los bajos precios de Suecia, así que aprendeos la moraleja, niños: “de Orgasmus a Noruega no, no y no”. Estuvimos en el bar este un rato, y luego dijeron “Pues nos vamos a otra zona que nos han dicho que también hay sitios de marcha… ¿os venís?” y nosotros… pues ¡hala! (bueno, no se si dijeron que si íbamos o nos apegamos directamente). El caso es que ya con una bufa medio maja, nos fuimos… ¡a Sture Plan!. ¿Qué es eso?. Pues la zona en la que están las discotecas más pijas y más exclusivas de Estocolmo (al día siguiente, ésa es la palabra que empleó la de la oficina de turismo: exclusivas). Nos plantamos delante de una que se llamaba Sture Compagniet, con nuestras mochilas, barba de una semana (bueno, el Abuelo de más), nuestros vaqueros mugrosos, nuestras botas de montaña, mi mochilita a la espalda… en fin, nuestra pinta de turisto-pordioseros habitual, y a nuestros pies se extendía una alfombra roja que daba acceso a la discoteca de un hotel lujoso de la ostia… Yo pensé “Con estas pintas, aquí no solo no nos dejan entrar, sino que además nos dan una paliza, pero hoy con razón”… Nos plantamos delante del cordón de acceso y el segurata… ¡va y lo abre para dejarnos pasar!. ¡Increíble!. Pagamos 100 coronas para entrar, eso si, y 20 por cada prenda de guardarropa. Encima, yo quería dejar el abrigo, el polar y la mochila. Les pregunté que si se podía usar una percha para todo, o al menos, para dos cosas, y me dijeron que naka de naka, que una percha para cada cosa, así que dejé el abrigo y la mochila. Vosotros diréis “Pedazo de gilipollas, ¿por qué no metiste el polar en la mochila?”. ¡Pues porque ya iba a reventar con el abrigo del Abuelo! X-DD. Dentro, saqué unas cervecicas para los tres que íbamos al módico precio de 59 coronas… ¡cada una!. Y eso sí, el sitio, limpio ¿eh?. De hecho los baños (en los el Abuelo vio a unas pavas metiéndose filitas por la tocha) estaban casi mejor que la propia sala de baile (aclarar que, en este caso, no es que el Abuelo actuase como un pervertido que se anda metiendo por los baños de chicas a oler los contenedores de compresas usadas, que lo suele hacer, pero no esta vez: es que eran unisex, cosa bastante habitual aquí). Por cierto (inciso), eso de los baños unisex es un mal invento. Hombre… da juego para más perversiones, pero hace que las chicas pierdan glamour. ¿Por qué?. Pues porque poneos en situación: estás en un bar en el que hay una rubia despampanante, perfecta, que por ejemplo, recuerda a Valeria Mazza… alta, guapa, ojos azules, 90-60-90… ¿ya estáis todos erectos?. Bien, pues resulta que tu vas al baño y te encuentras a esa rubia saliendo del mismo, tu la sonríes, le aguantas la puerta… y a continuación entras al habitáculo y… ¡¡y te asalta un olor a truñaco pedorro, que además ha intentado camuflar con colonia (que las mujeres siempre llevan en el bolso, ahora entiendo por qué) que hace que la pajilla que te ibas a hacer esa noche a su salud sea más agradable recordando a Carmen de Mairena que a la rubia!! (porque ya nunca podrás disociar su imagen de ese pestucio que te ha hecho mear con la nariz tapada).

Bien, pues lo dicho, el sitio pijo pijo pijo, pero pijo ¿eh? (por favor, echadle un vistazo a las fotos de la web). Uno de los españoles-noruegos empezó a pillar cervezas de por las mesas e incluso un vaso que él pensaba de lo que él pensaba que era vodka y resultó ser ginebra, que no le gustaba y que me dio a mí. Vaso que me tuve que beber casi de trago porque lo había sacado de una mesa cercana (que lo habían dejado intacto) y en estas que veo que vuelve alguien por la mesa y yo “¡Coño, coño, coño!... ¡Que no se habían ido!” y glus, glus glus, todo p’adentro… y resulta que el que estaba volviendo era solo un camarero que estaba recogiendo vasos… ¡aaaay!. ¡Pena de gin-tonic!. Y eso, como habréis visto en las fotos, el sitio parecía de lo más “posh” de Estocolmo. Esa creencia se confirmó cuando al un par de días después nos encontramos con los españoles que estaban de Erasmus en Estocolmo y que iban a acoger a Raúl, y les contamos que habíamos entrado en el Sture Compagniet, con vaqueros, botas y mochila… entonces abrían unos ojos como búhos y con cara de incrédulos decían “¿En el compagniet?… ¿y con mochila?...”. Uno decía “¡Si yo he intentado entrar cinco veces, y solo me han dejado en una…!”. Pero claro, eso es porque era jueves… ya veréis que pasó viernes y sábado.

El viernes vino Raúl, dispuesto a salir por ahí, sobre todo a discotecas pichis. Por la mañana fuimos a hacer un turismo casi normal. Bueno, decir que al pobre Raúl le hicimos una chasta un poco mala. Habíamos quedado en ir a buscarlo a la estación de autobuses, pero como el día anterior nos habíamos enganchado una pequeña bufa, le mandamos un mensaje al móvil, le dimos la dirección del hostel éste y le dijimos “Está enfrente del ayuntamiento” para que viniese él solo. Claro, como nosotros habíamos visto fotos en internet, sabíamos claramente a qué nos referíamos con “enfrente”, pero en nuestro estado de resacidad, no caímos en que “enfrente” puede tener múltiples connotaciones, como así ocurrió. Bueno, finalmente, llegó bien (tras tener que preguntar bastante, según se conoce) y tengo que reconocer que el pobre hombre no nos dijo ni un “Qué hijoputas sois” ni nada. Más majo…

Bueno, ese día nos fuimos, como ya he dicho, de turismo. No tengo muy claro qué hicimos en qué días, pero bueno… me acuerdo de que vimos (más o menos) la catedral (visita interesante y cultural donde las haiga) que anduvimos callejeando por ahí y que fuimos a turismo a preguntar que por donde se salía de marcha. La señorita, muy amable, nos señaló las dos zonas que ya nos habíamos recorrido la noche anterior, y fue aquí cuando nos dijo que la zona de Stureplan era la más exclusiva. Si que era exclusiva, si, porque te excluyen de entrar y se quedan más frescos que una lechuga.

A la noche, fuimos a la zona del sur (la no pija) buscando otra vez el Kvarnen este. Lo encontramos, pero lo que el día anterior había estado bien, resultó haberse convertido en una sucursal del Bronx (la parte de abajo que el día anterior estaba vacía) y la parte de arriba era una sucursal de un Geriátrico. Hasta el abuelo parecía un niño de teta ahí, así que nos fuimos. Entramos a otro bar, de estilo inglés, algo como el Lago Ness de Zaragoza (para los que lo conozcáis) y allí no había marcha. Era solo para sentarse y echar una cerveza, nada más, así que nos fuimos también. A la salida, había dos o tres suecas y un sueco en la puerta, y el Abuelo fue para allí a preguntar, cómo no, a las suecas (como tiene que ser). Y al final acabamos a solas con el sueco que nos dijo que en esa zona la cosa estaba un poco regulín. Visto el éxito, decidimos ir a la zona pija (con alegría y alborozo de Raúl) los cinco (cinco porque el sueco que no se nos despegaba). Entramos al metro y el sueco nos informó de que a esas horas era gratis. Yo no se si nos mintió o es que para que la gente no pille el coche ponen por las noches del fin de semana el transporte gratis o yo que sé… El caso es que afortunadamente ahí el sueco se piró a su casa (yo ya me había asustado, porque el tío que no se despegaba y digo… ¡a ver si se nos apega…!). Si se hubiese pegado en un bar, pues bueno, porque así igual nos sacábamos algo por la feis, pero en la calle… sin una barra cerca… Mal, mal. Bueno, total, que fuimos a la zona pija y ya se notó que era viernes… Todos los sitios estaban llenos o tenían un dress code. Son muy cachondos. Te dicen que están llenos justo después e haber dejado pasar a seis suecas… ¡Mira que tenemos mala suerte!. ¡Seguro seguro seguro que si hubiésemos ido justo delante de las suecas nos dejaban entrar! (nosotros solo éramos cuatro). Jajaja. (Es broma: no soy tan tonto). Así que con el rabo entre las piernas (como siempre) pero alicaídos nos fuimos a casa. Raúl se fue a dormir donde un zaragozano que está allí de Erasmus y nosotros al hostel.

Al día siguiente fuimos al parque de Skansen. “Museo viviente” le llaman. En realidad es un parque con cosas varias de la vida de suecia. Eso incluye animales suecos (no me refiero ahora a nativos borrachos) sino por ejemplo a:
- Glotones (que no paraban de moverse los hijoputas, de ahí que entre eso y el parkinson del Abuelo, salgan movidos en todas las putas fotos)
- Lobos
- Bisontes
- Linces
- Zorros (sin más connotaciones acerca de las nativas, por favor)
- Nutrias
- Alces (algunos españoles los conocen bien, porque se han empotrado con alguno con el coche)
- Focas (tampoco me refiero aquí a nativas culonas). No he puesto foto porque salían todas movidas, las hijaputas.

También tenían un rastro.. .bueno, si se dice mercadillo artesanal queda mejor ¿no?. Bueno, pues eso. Un rastro. Nada, te vendían cosas para comer (y algunos daban muestras gratuitas… ¡yum yum!) cosas típicas… vamos clavadico al de la plaza de Los Sitios que ponen en el Pilar. Otra parte eran casas en las que explicaban oficios (y lo explicaban como si fueran antiguos, que tiene más glamour). El Abuelo disfrutó con una imprenta (en plan antiguo, ya digo) pero también tenían una farmacia, un taller de soplar vidrio… en fin, esas cosas. Dentro de cada oficio tenían a gente vestida como de ese oficio que te explicaba cosas o te hacía demostraciones. En el taller de vidrio nos quedamos bastante rato, porque con los hornos y tal hacía un calorcico majo, majo. Se estaba bien y esperamos a ver si una sueca hacía una demostración de soplado de vidrio (hombre la sueca parecía prima de Swarchzenneger, pero eso de verla amorrada a un tubo, pues que queréis… tenía su cosa) y la hijaputa no sopló nada. Se dedico a la producción en serie de putas setas de mierda. Al rato llegó otro tipo por allí y pensamos “Ah, seguro que este es el jefe y él si que sopla”. Pues el mamón se dedicó a ayudar a la otra para que produjese más setas en menos tiempo. Sobrecogedor. Raúl aprovechó para echarse un sueñecillo (buena elección) y nosotros allí, cagándonos en las setas de cristal. Creo que cuando vimos que se disponían a hacer la séptima nos piramos.

A la vuelta de Skansen nos metimos a echar un café y nos encontramos con el mozo que acogía a Raúl y a sus compañeros de Erasmus. Ya pensábamos haber salido por ahí con ellos de todas formas, pero así quedamos ya. Queríamos ir a la zona pija y que nos dejasen entrar, así que para ello quedamos a las nueve y media en la puerta del StureCompagnet que es la discoteca a la que habíamos entrado el jueves. ¡Ah!. Decir que en el bar en el que estuvimos tomándonos un café se nos acercó una moza de Madrid que había estado el año pasado de Erasmus en Estocolmo, y que ahora se había venido a recordar viejos tiempos. Estaba con otro español, que llevaba cuatro años estudiando en Estocolmo (y que los españoles con los que estábamos nosotros no conocían) y ese mozo nos recomendó un par de sitios: Debaser y Medusa, al sur de Gamla Stan. Ya veréis por qué tiene relevancia esta historia.

A las 9:30 fuimos a la discoteca. Éstos llegaron algo tarde pero bueno… daba igual, porque estaban abriendo los garitos. Intentamos hacer una primera entrada en un sitio que los españoles que estaban allí conocían y decían que estaba bien, pero “Había una fiesta privada”. El portero sacó unos papeles y nos dijo que si estábamos en la lista. Yo pensé que en realidad eran la lista de la compra que había hecho esa mañana, y que era una vil excusa (currada, eso si) para no dejarnos entrar, pero luego uno de los de allí dijo que no, que era verdad lo de la lista, que una vez él había ido y lo habían buscado en la lista y como sí que estaba, pues que lo habían dejado entrar. Al portero le intentaron contar que es que siempre venían a ese sitio y que les gustaba mucho y bla bla bla, pero como éramos muchos no coló. Dijo que volviésemos hacia la una, pero bah, nada. Si hubiésemos ido a la una, seguro que decía que estaba llena. Probamos en otro sitio (Blue Moon, se llamaba). Allí Raúl hizo de las suyas, porque el portero le preguntó la edad, y éste dice “23”. “Pues es que la edad mínima son 26”. Y Raúl “Ah, pues 26, 26… ¿Qué antes te he dicho 23?. Naaaa… Será que me he equivocado…”. Le dice “A ver… demuéstralo”. Total, que sacó una tarjeta Mecenat (como el carnet joven de Suecia) que encima ni siquiera era suya, sino de uno de los españoles de Estocolmo y en la que ponía claramente “nacido en el 83” y estaba allí intentando ver cómo se la colaba al portero cuando una colombiana amiga de los Erasmus de allí le dijo al portero “Mira…yo tengo 26” (y eso si que era verdad, creo) “y este es mi novio. ¿Me vas tu a decir si tiene 26?. ¿Tu te crees que yo voy a estar con uno de 23?” y misteriosamente empezaron a pasar todos los del grupo, peeeero cuando llegó el turno de los tres tirados (Abuelo, Sisa y yo), el portero nos miró y dijo “We’ve got a dress code here. You can´t get in” y a tomar por culo. ¡Es cojonudo!. Resulta que éstos suecos (y Raúl, que se hace el sueco) entran con deportivas Nike blancas, y nosotros, con unas botas de montaña oscuras, resulta que no podemos… ¡Manda cojones!. Cuando vieron esto, los españoles se salieron, pero al final les convencimos de que no fuesen idiotas y entrasen (sobre todo por Raúl, que tenía unas ganas locas de ir a un sito de esos). Había un valenciano muy cabreado, que incluso se quería ir a casa, pero al final nada, entraron. El bueno del Nicolás… creo que algún día va a tirarle un cóctel molotov a un sitio de éstos, porque cada vez que le mentábamos algo de los porteros, saltaba como un resorte, cabreadísimo. Por lo visto, es habitual que si te oyen hablando español en las colas, y ven que el grupo es grande y tal, no te dejen entrar. Puede que seas demasiado joven, demasiado viejo… o simplemente, español. ¡Ah!, y menos mal que fuimos pronto porque en el tiempo que estuvimos ahí “que si nos vamos que si que os quedéis” se hizo una cola del copón, y no me hubiese hecho gracia comerme 150 metros de cola para que luego me den la patada. Afortunadamente, éstos que luego volvieron a entrar tampoco tuvieron que hacer la cola de nuevo, sino que los dejaron pasar directamente.

Y nada, nosotros tres, despollados, recordamos lo que había dicho el español que llevaba cuatro años allí, y nos fuimos a la Medusa (en la página web, en bilder, hay fotos. Yo me he currado un mapa y, aunque en la web hay otro, pues yo casco el mío ¡qué coño! ¡que para eso lo he hecho!), que es un rock-club, con música más o menos como La Recogida del casco (para los que sepáis), así con Rammstein, White stripes (que tiene una canción que se nos pegó para todo el viaje y que curiosamente ya no recuerdo), Rage against the machine, Prodigy… incluso pusieron Iron Maiden y yo me lo pasé como un puto enano. Después de eso (a las tres, que cerraron la Medusa) y acompañados de un par de chorbas que habían conocido éstos (y que, como buenas suecas, los dejaron abandonados cuando les apeteció) fuimos a otra discoteca: la Patricia (aquí todo tiene página web), que estaba en un barco, muy cerca de nuestro hostel (mapa mio currado que te cagas) que abría hasta las cinco, que no me acuerdo de haber pagado (pero que sí que tuve que pagar, porque al día siguiente tenía el ticket en el bolsillo) y ahí yo me fui a mi bola (cosa bastante habitual cuando llevo un cierto grado de alcohol en la sangre), me subí a una tarima y ¡hala!… a hacer el canelo todo el rato. A poco me caigo tres veces de la puta tarima, pero bah… me lo pasé pipa. Luego al salir me zasqué un perrito caliente y una hamburguesa en un puestecillo que había por allí (y que eso puede que no pagase, porque vale, yo no me acuerdo de haber pagado, pero el Abuelo que también se pilló algo, y que estaba junto a mi, tampoco se acuerda de verme pagar… no se, no se). Y de ahí, pa casa… ¡¡a gusto!!.

El domingo, como supondréis, durmiendo y vagueando todo el día. Vino Raúl a buscar su maleta y se volvió para aquí. Nosotros fuimos a cenar a un sito que hay cerca del barco (al sur de Gamla Stan, cerca también de la Medusa pero fuera de la isla) y muy bien. El domingo tenían precio especial de 100 coronas y eso. Había estado ahí comiendo con Elena antes y la verdad es que muy bien las dos veces. Se llama Bla Dorren (puerta azul). Si vais a Estocolmo, y estáis al sur de Gamla Stan, merece la pena buscarlo (fuera de la isla, ver mapa). Allí nos encontramos con los cuatro españoles que estaban de Erasmus en Noruega, que se iban al día siguiente. Dijeron que se lo habían pasado muy bien en el barco a Tallin y tal. Parecían majetes.

Continuará…

PD: Si os quedasteis con ganas de ver gayumbos, y para que terminéis el post con buen sabor de boca, ahí queda eso.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, que cosa más larga. Si hubieses dedicado las diez horas que tiene que haberte costado escribir esto a estudiar hubieses sacado unas matrículas de honor como soles.

Anónimo dijo...

"Fui a buscarlos con una resaca del copón"

Creo que he tenido un "deja vú"

.: Héctor "El borrajudo" :. dijo...

Joder que rapidez!!. Yo pensaba que serías spam. X-DD.

¡¡Encima me protesta porque le dedico tiempo a escribir!!. ¿¿¡¡Será posible!!??. Co, bipolar, más que bipolar. Además, es cierto, si le hubiese dedicado las diez (o más) horas a estudiar, hubiese sacado matrículas... pero no sería yo.

Saludos

Anónimo dijo...

joder macho, da miedo solo de ver lo que ocupa el post..que entamasteis?????????? :-S

Anónimo dijo...

Si, Hector, soy un español de pelo en pecho: protesto por todo.

¡Es mi derecho como ciudadano de ESPAÑA!

Anónimo dijo...

Toma, majo, un regalito:

http://img343.imageshack.us/my.php?image=hector18mv.jpg

.: Héctor "El borrajudo" :. dijo...

Y esa foto??. X-D. ¿Yo que te he he hecho?

Don Xmar dijo...

jodo co, esa foto tiene menos calidad que las porno amater esas que hicimos una vez.

.: Héctor "El borrajudo" :. dijo...

Qué cosas... cuando el mensaje tiene más de tres páginas no hay casi comentarios... ¡¡Pocos huevos!!.

Anónimo dijo...

Oye, que yo comento sin haber pasado del segundo párrafo.

.: Héctor "El borrajudo" :. dijo...

Fettu, sabes que no va por ti.

Marga, ahora lo pongo.

Don Xmar dijo...

que te follen. ademas que cuando puse el post ese tampoco lo había leído.

Has iniciado ya conversaciones con Planeta para la publicación encuadernada (en rústica y cartoné) de tus aventuras? Con unos cuantos capitulos como este tenemos el nuevo capitan. Hala, triste.

Don Xmar dijo...

y hablando de comentarios, peazo maricas, el inspirado artículo ese que me casqué sobre el trabajo solo me comentó fettu y de refilón.

Lo de inspirado es porque había inspirado pegamento antes de escribirlo.

Anónimo dijo...

Coño, Diego, es que menudo TOSTÓN que te cascaste.

Anónimo dijo...

La "ç" es porque estoy en contra del boicot a los productos catalanes. Estas navidades pienso brindar con cava catalán y después con champán del bueno.

Anónimo dijo...

Hector, co, que te ha puesto un comentario alguien de una secta o algo.