viernes, mayo 11, 2007

El caganet oficial: ¡yo mismo!

¡Otra vez!... el viernes pasado... ¡¡otra puta vez!!.

Pongámonos en situación: viernes. Tenía una cena con los amigos del instituto. No se si fue “porque yo lo valgo” o porque había algo que celebrar, pero como yo vivo en la inopia, pues mira... Estuvimos en “El Cañero”, un bar que, en cuanto me lo describieron a mitad de tarde, me acordé de la Rachel: es uno de esos en los que cada mesa tiene un grifo de cerveza en el que hay un contador de litros que te has echado (bueno... incluso tiene un botoncico que transforma los litros a euros... ¡¡eso si que es un euroconversor útil, y no el que dan en los bancos a las abuelas!!) El caso es que nos quedamos en unos lamentables 9 litros entre 5 mardanos. Cenando estábamos 12, pero solo bebíamos 5.

Después de cenar, echamos una triste copichuela (¡cobardes!) y en seguida nos quedamos mano a mano al abuelo (Dani) y yo en el casquete. Allí “Recogida” y quedar con los sevillanos “Coca” y Fran (bueno, el Coca es de Cádiz, pero ¡¡bah!!) y el catalán (creo) Ricard. Allí nos encontramos al Pablito y a su hermano (Pablito que, para los que no lo sepáis, participo en esto) que aprovecho para saludar efusivamente porque sé que me lee. En este punto, yo me escisioné del Abuelo, que se quedó con Pableras (participante, por cierto, en esto) porque yo me fui con el sector Sevilla-Cataluña a “La Casa del Loco”.

Y ahora viene lo bueno, ahora: Estaba yo bailando el chumba-chumba (los que me hayan visto, que se me imaginen –vestido, guarros-, y para los demás, ya me he descrito alguna que otra vez, pero bueno: como un mandril epiléptico con almorranas) cuando giro la vista a mi derecha y veo a una morenaza que estaba muy (pero que muy) buena y con unos ojos que, o tenía mucha alergia a las gramíneas, o estaba más borracha que una cuba, haciéndome la señal del pajarito. Yo, ni corto ni perezoso, le repliqué, muy diplomáticamente, con otra serie de señales internacionalmente aceptadas como muestra de cortesía y respeto hacia el interlocutor. A la moza ésto le debió hacer gracia, porque me agarró y se puso a bailar conmigo (sin mediar palabra). Y en esto estaba yo cuando se me acercan Fran y Ricard y me dicen que se van a ir a dar una vuelta por el garito, a ver qué se encuentran (vamos, que a ver si pescan algo) y yo, en lugar de quedarme a cumplir como un machote, que es lo que alguien medianamente normal (e incluso un poco tonto) haría, les digo “Ah, pues yo también”. Y me fuí. ¡¡Me fuí!! ¡¡¡Me piré!!! ¡Así!. ¡Merezco la muerte! ¡¡Merezco la castración, bien sea química, bien sea con dos ladrillos!! (creo que merezco más esta última)... ¿¡Pero cooo!? ¿Pero cómo se puede ser tan tonto?

Como me estoy mosqueando ya, porque no viene de una vez, voy a intentar hacer memoria de todos los cochinos morrazos que, bien por imbécil, bien por subnormal profundo, me he pegado con chiquillas... Lo hago para ver si el hecho de escribirlo en el blog me ayuda a focalizar... o algo. Y si no, para que os riáis un rato... u os apenéis y me deis limosna... o... ¡yo que sé! ¡O porque me da la gana! El caso es que estas situaciones me joden mogollón, porque a los pocos segundos de cometer el latrocinio contra mi propia persona (o pene) salta el “¡click!” en mi cerebro y digo... “¡¡Arrea!!... ¡La he vuelto a cagar!

1) Agosto 2006. Jaca.
En Jaca se va a hacer botellón antes de ir a “La Zona” donde están los disco-baretos a un parque conocido como “Membrilleras”. Una noche de fin de semana, como tantas otras, yo me encontraba bebiendo con la gente de Jaca (un saludo a los que me lean, por cierto) y ocurrió algo típico de este tipo de tertulias de gentlemen: que un grupo se quiere ir a los bares y otro se quiere quedar. El grupo de los bares, constituido mayormente por Diego y por mí, se fue (ya bastante perjudicado) de avanzadilla a “La Zona”. Total, que llegamos a un garito, nos pedimos otro par de copichuelas y en esto que (según me contó posteriormente él mismo) este Diego, se cansó de hablar conmigo, y para librarse de mí de alguna manera (igual pensando en que tuviese la lengua ocupada en otros menesteres) se arrimó a una francesa (rubia, con gafitas de pasta negra, no muy alta...) y le dijo “Oye, tú... le gustas a mi amigo... ¡hala! ¡Habla con él!”. Y efectivamente, vino, vino... y hablubo, hablubo... si, si... Al rato llegaron el resto de los de la panda al bar, y al verme con ella, se quedaron al lado de Diego... hasta que me dio por unirme a ellos (sin francesa, claro). Al verme, el Diego me dice: “Pero... ¿pero qué haces tu aquí? ¿No te la has comido?” y yo... “Pues no... Es que...es queeee... ¡era fea!” (mentira cochina, que no estaba mal... Era que, sin más, me había pirado)

2) Agosto 2006. Jaca. (Sí, también... ¿y qué?)
Era un jueves y no iba a salir. Eso quiere decir que parecía el pordiosero de la Plaza Mayor: pelo sucio y grasiento, recogido en una coleta despeluchada, ropa raída, asquerosa (bueno... cuando me preparo para ir por ahí, no es que sea Armani, precisamente, pero quiero decir: ropa más asquerosa aún que en las salidas premeditadas) Si te descuidas, iba con pantalón corto y todo (no me acuerdo) Habíamos quedado a echar unas tapicas y dar una vuelta “brevísima” (típico: “cervecica y pa casa”) porque todo el mundo tenía o quería irse pronto. Al acabar las tapas, nos acercamos a echar una de tranquis a un bar de la Zona, abierto seguro, con poca gente... Y fue entonces cuando a algún hijo de Satanás se le ocurrió que “¿por qué no jugamos al duro con sangría?”.¡Y ya se jodió el invento!. Después de unos cuantos litros de sangría ¿qué se puede hacer? Pues a ir de bar en bar, como cerdícolas. En uno de ellos nos juntamos con otro grupúsculo que conocía uno de los amigos con los que iba yo (es decir, quedaos con el detalle de que a ese segundo grupo yo los conocía 0-coma) y ya nos fusionamos (como una ameba por gemación: pues al revés).

Total, que entramos todos en un garito y una piba me saca la lengua (no en plan sexy, ni mucho menos, sino como haciéndome la burla). Yo respondo igual. La chavala (Pilar se llamaba ella) se pone a hablar conmigo. Resulta que había estudiado Física, no le había acabado de llenar como mujer (¡uh!) y ahora estaba estudiando lo que le gustaba: ¡Filología Hispánica! (así... otra carrera de ciencias también) y por estos estudios estaba dando clases de español a extranjeros en los cursos que organiza la Universidad de Verano en Jaca. Había salido porque al día siguiente, viernes, se acababa el curso y estaba de despedida con algunos de sus alumnos. La chica me invitó a “lo que quisiera”. Yo pedí un botellín de agua ¡y del tiempo! (error). Mis amigos (no la pandilla secundaria, sino los 100% amigos) lo vieron tan, tan, tan sumamente claro que se fueron sin decirme nada, para no molestar... El caso es que, tras un buen rato de palique con la mocilla, no se muy bien por qué, pasé por delante de donde estaba el grupo secundario éste que yo no conocía y uno de ellos me dice “Oye, que nos vamos a ir ya” (probablemente fue la frase más larga que me crucé con el chaval en toda la noche). Y ¿qué creéis que hiceeee? ¡¡Efectivamente y sí!!: “¡Ah, pues esperad, que me voy yo también!”. Le dije adiós a la buena de Pilar y me fuí. Cuando al día siguiente les relataba esta alegre anécdota a los que se habían ido sin decir nada, pasaron de la incredulidad inicial a los más variopintos insultos, con toda razón. Alguno aún me recuerda de vez en cuando este lamentable episodio.

3) Septiembre 2006, Zaragoza.
Jueves. DaLuxe. Estábamos Alberto, Diego y yo. Alberto se piró a mitad, y allí nos quedamos los dos borrachos habituales. En éstas que se me acerca un gacho y me dice: “Oye, mira... que le gustas a mi hermana... que te ha visto por la facultad pero nunca se ha atrevido a decirte nada” Total, que la miro... un chica bastante mona, ella. (castaña, delgadita, de pelo ondulado...) y entonces pienso... “¡Buah!... Menudo vaciletas... ¿Qué hermano quiere que una hermana que está bien se líe con un desconocido borracho en sus propias narices?... Seguro que lo que quiere es que acuda y luego reírse todos de mí en comandita” Total que le digo “Ya, ¡claro!... y exactamente... ¿qué dices que estudia tu “hermana”?” Yo pensaba que titubearía y que me diría alguna carrera del campus de San Francisco (de la plaza homónima de Zaragoza, no de la ciudad usamericana) para, por pura probabilidad, aguantar la coña... Total, que muy seguro de si mismo dice “Ingeniería Química”... y yo... “¡¡Coño!! ¡Pues puede ser!” (Aclaración para los de fuera de Zaragoza: Prácticamente todas las carreras se imparten en un campus que está en el centro de Zaragoza. Sólo las Ingenierías -y desde este curso, también L.A.D.E- se dan en el “campus río Ebro” que está a tomar por culo de todo lo conocido, a las afueras de Zaragoza, de ahí que sí que fuese posible que me hubiese visto). Entonces, en lugar de lanzar una intentona golpista como Dios manda, le dije “¿Si? Pues lo tiene muy fácil... ¡que venga a hablar conmigo!” Y claro: no vino. ¿¡Qué coño va a venir!?. Claro... luego estuve un mes preguntando que dónde daban clase los Químicos y buscándola como un desesperao por el edificio Central del C.P.S. edicificio en el que, efectivamente, es donde dan clase los químicos (huelga decir que no la encontré, claro)

4) Febrero 2007, Zaragoza
O “el día que me parecí a Brad Pitt”

Hete aquí que el Alemaño que me dieron para buddiear hacía una fiesta (no se exactamente bajo qué pretexto, pero ¿¡qué coño!?) La idea era llevar cada uno nuestra bebida, Yo pensé en comprar una botellica de ron y otra de coca-cola en un 7d que había a dos minutos de la casa del Alemaño, así que a las 22:45, entro todo ufano en el 7d y me encuentro un gran cartel diciendo “No se venden bebidas alcohólicas a partir de las 22 h.” ¡¡Mierda!! Así, compuesto y sin priva, me fui a casa del Alemaño. Le expliqué mi situación y, afortunadamente, habían previsto la contingencia: Tenían latas de cerveza y sangría “Don Simón” junto a una hucha en la que metías 5€ y tenías barra libre de eso. El Alemaño me dijo que hombre, que la hucha iba destinada a disuadir a esos gorrones que no conoces de prácticamente nada y que se acoplan a “soplar” por la face. De todas formas, yo eché una pequeña ayuda económica, todo hay que decirlo.

El caso es que, claro, a pesar de todo, se había hecho relativamente tarde cuando yo abrí la primera lata de cerveza, lo cual me hizo ir entre totalmente sobrio y aceptablemente sobrio durante prácticamente toda la noche, porque no pude beber lo suficiente para enchufarme en condiciones (es un detalle a tener en cuenta).

Había allí una alemana (bueno, habia muchas, pero la prota de la historia es sólo una) fea, borracha y con gafas. Bueno… fea… muy fea, pero que de cuerpo no estaba mal, la chavala (pero qué fea que era, la condenada). El caso es que se pone a hablar conmigo y me dice “Hola… ¿cómo te llamas?” y yo… “Héctor… como… ehm… ¿has visto la película “Troya”, que el cabrón de Brad Pitt me mata?” y dice “Sí, sí… Actually… you look a little bit like Brad Pitt”. ¡¡Arrea, co!!. Claro… mi reacción automática fue de descojonarme. Descojonarme mucho. Entonces se intentó retractar un poco con “Well… a little, a little” Pero ya era tarde. Yo traté de explicarle mi idiosincrasia y la de Gabino Diego, y la problemática social que eso supone, pero creo que no acabó de pillarlo. De todas formas, si esto de Brad Pitt me lo dijo a las 2:30 de la madrugada, estuve partiéndome de risa hasta llegar a la puerta de mi casa a las 7. Al decirme eso quedó muy, muy claro lo que quería… pero era tan feíca, la pobre… El caso es que por allí se empezaron a liar unos con otras y solo quedaban libres o en pié el sueco, que iba y venía a su habitación, la alemana fea y otra alemana que estaba mejor pero que me soplaron que era un poco… calienta, así que nada. El caso es que yo seguía hablando con la fea, sentados en un sofá… Y en esto viene la amiga, blanca como el moflete izquierdo de mi culo, diciendo que por favor, la dejemos tumbarse, que le ha dado unas caladillas a un porro y que le ha sentado mal. Eso hicimos, y ahí se quedó, groggy y apalancada en nanosegundos. Bien, ya prácticamente estábamos solos la alemana y yo… seguimos hablando, hablando y yo, bebiendo, bebiendo, a ver si se me bajaba el listón y se me subía otra cosa, y cuando ya parecía que andaba razonablemente bajo (el listón) pensé: “Bueno… ahora me pillo una lata de cerveza, me la bebo de trago, me pega un guarrazo que te cagas y ya ni gafas, ni granos ni mierdas… ¡¡le meto morro!!” Total, que estaba yo absorto en estos mis pensamientos, cuando la amiga (la que había estado K.O. más de media hora, sí, sí… ¡esa!) se incorpora, fresca como una lechuga y dice: -Oig… ¡ya estoy bien!” y yo “¡Mierda! ¡No pué ser!...-Esteeee… pero… pero pedazo de guarr… ehm… ¡encanto! ¿no decías que estabas muy mal? ¿No te sentaban tan mal los porros?” y la japerra: -Bueno, sí… pero mira: me quedo adormilada media hora, se me pasa, y ya ves… ¡como una rosa!No, no… pero… ¡no puedes estar bien tan rápido!Huy… que sí, que sí… ya estoy como nueva”… y así, en dos patás, me jodió mi plan para conquistar el mundo. Hombre, luego, por la calle, la feíca seguía a mi lado, y hubo un momento que dice “Oye… yo te he dicho que te parecías a Brad Pitt y otros cuantos piropos más… ¿Por qué no me dices tu ahora uno?”. ¡Ahí tenía que haber metido morro!. Lo primero porque era el momento (en la calle, cada uno a su bola…) y lo segundo porque me habría ahorrado el mentirla, diciendo que “era muy guapa… ¡una rubia con ojos azules!... ¡que eso aquí en España era la polla!”. Pero nada, ahí se quedó la cosa, porque poco después, cada uno tiró pa su casa. Eso sí, huelga decir que el ego me salía por las orejas de camino a mi hogar.

5 y 6) Ver este post.

Por no contar las abundantes veces que me andan tirando de los pelillos (de la cabeza… de la cabeza de arriba, quiero decir)… De hecho, hay una anécdota que no se si contar como el guarrazo 6½, porque chico…: Un día una pava si no se me acercó en la DaLuxe a tirarme tres veces del pelo, no se me acercó ninguna. Ciertamente, no es nada del otro mundo, pero esa vez me jodió, porque esa vez me di cuenta de lo asqueroso que puedo llegar a parecer: no solo es que no le dijese alguna monería para acabar… quien sabe cómo, ¡sino que encima, me volvía y la miraba casi con cara de asco! Con estas cosas, parezco el mayor sobrado del mundo (y no es que me sobre nadie, precisamente). Yo creo que mi problema es que no me fío de las apariencias, y siempre me da por pensar el “Bah… seguro que es cosa mía” o “Querrán vacilarme”… ¡¡Mal!! ¡¡Muy mal! ¡Necesito gol! Soy un desgraciao XD

Ahora bien, decir que también me he comido unos cuantos cortes considerables, que algún día contaré también, pero ahora me canso.

De todas formas, ¿cómo me voy a fiar yo de las mujeres cuando una conocida (que seguramente leerá esto) nos confesó que ella y sus amigas, cuando salían por ahí y se aburrían, se dedicaban a "recolectar feos"? Según dijo, se iban a hablar con pobres incautos que se creían que habían ligado y luego los comparaban, a ver cual lo había encontrado más horrible. ¡Así no puedo jugar! O con gente que me dice que se quiere hacer una foto conmigo "porque soy clavadico al actor secundario Bob" Joer... ¡¡así normal que me falte gol!!

Al menos, siempre me quedará el alcohol… ¡Qué gran amigo es el Miguel, que me saca de paseo a horas intempestivas! ¿Amigo mío? ¡Nooo! ¡Que vá!... Es amigo de los de alcohólicos anónimos, porque les va a mandar otro cliente en breves, como sigamos así. Y luego que “Lucifer” soy yo… ¡Pues menos mal! ¡Porque no era yo el que a las 2 de la mañana se quería ir “a echar la última al Family”! (después de habernos metido cada uno 3 jarras, 2 pintas y 1 franciskaner de ½ litro) cosa que ocurrió ayer jueves, pero es que el martes pasado pues casi, casi, lo mismo.

Bueno, pues todo eso. Si os he dado pena, podéis mandarme algún sobre con huros :)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

juasjuasjuas! Hostias Hector tio, hay que tener más vision... Un abrazo compadre!!!

Anónimo dijo...

Bienvenido al club

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

.: Héctor "El borrajudo" :. dijo...

sergio: Joer, co... Ya te digo... me voy a apuntar a la ONCE... Soy un desgraciao, pero con todas las letras.

alberto: Calla, calla... que tu por lo menos, lo intentas... y de hecho, tienes más tasa de éxito que yo...


the best: Amazing... maravilloso

Unknown dijo...

ahora si k escribiste ehhh,,aun no termino pero alratin lo hago k tengo k hacer de comer jojo,,ando de mujercita obligada!!!

jaja pobre del nene k dejo alli a la muchachaaa pero tmb pobre de la muchachaaa o sea la plantasteee jajaj pobresilla de lok se perdio segurooo ahahha,,de pronto me acordeee de ti bailandooo haha cuero miL!!!!

besoooos!!!

oie voi a ir pensando en poner un bar de esos de litros k te dicen cuanto tomas por akiii,,k no hayyy y tengo ganas de ir a unooo! hahah

bessoooooss again!

.: Héctor "El borrajudo" :. dijo...

Pues si, pues si... no sabe lo que se perdió ¡¡no lo sabes tu bien!!

Y si ¡coño! A ver si vienes :)